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The case for policy-relevant conservation science

Drawing on the “evidence-based” (Sutherland et al. 2013) versus “evidence-informed” debate (Adams & Sandbrook 2013), which has become prominent in conservation science, I argue that science can be influential if it holds a dual reference (Lentsch & Weingart 2011) that contributes to the need...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Rose, David C
Formato: Online Artículo Texto
Lenguaje:English
Publicado: Blackwell Publishing Ltd 2015
Materias:
Acceso en línea:https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4510816/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25545991
http://dx.doi.org/10.1111/cobi.12444
Descripción
Sumario:Drawing on the “evidence-based” (Sutherland et al. 2013) versus “evidence-informed” debate (Adams & Sandbrook 2013), which has become prominent in conservation science, I argue that science can be influential if it holds a dual reference (Lentsch & Weingart 2011) that contributes to the needs of policy makers whilst maintaining technical rigor. In line with such a strategy, conservation scientists are increasingly recognizing the usefulness of constructing narratives through which to enhance the influence of their evidence (Leslie et al. 2013; Lawton & Rudd 2014). Yet telling stories alone is rarely enough to influence policy; instead, these narratives must be policy relevant. To ensure that evidence is persuasive alongside other factors in a complex policy-making process, conservation scientists could follow 2 steps: reframe within salient political contexts and engage more productively in boundary work, which is defined as the ways in which scientists “construct, negotiate, and defend the boundary between science and policy” (Owens et al. 2006:640). These will both improve the chances of evidence-informed conservation policy. El Caso para la Ciencia de la Conservación con Relevancia Política RESUMEN: A partir del debate “con base en evidencia” (Sutherland et al. 2013) versus “informado con evidencia” (Adams & Sandbrook 2013), debate que se ha vuelto prominente en la ciencia de la conservación, argumento que la ciencia puede ser influyente si mantiene una referencia dual (Lentsch & Weingart 2011) que contribuya a las necesidades de quienes hacen la política a la vez que mantiene un rigor técnico. En línea con dicha estrategia, los científicos de la conservación cada vez reconocen más la utilidad de construir narrativas con las cuales pueden mejorar la influencia de sus evidencias (Leslie et al. 2013; Lawton & Rudd 2014). Sin embargo, sólo contar historias rara vez es suficiente para influir sobre la política; en su lugar, estas narrativas deben ser políticamente relevantes. Para asegurar que la evidencia sea persuasiva junto con otros factores en un proceso complejo de fabricación de políticas, los científicos de la conservación pueden seguir dos pasos: rediseñar el marco de trabajo a partir de contextos políticos salientes y participar con mayor productividad en el trabajo fronterizo, que se define como los métodos con los cuales los científicos “construyen, negocian y defienden la frontera entre la ciencia y la política” (Owens et al. 2006:640). Estos pasos incrementarán la oportunidad de políticas de conservación informadas con evidencias.