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Ojo y piel

Las relaciones entre la patología del ojo y de su revestimiento cutáneo son muy numerosas. Debido a las analogías embriológicas e histológicas, sus principales consecuencias oftalmológicas afectan a la superficie ocular en el sentido más amplio: tegumentos de los párpados, conjuntivas y córnea. La e...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autores principales: Michel, J.-L., Thuret, G.
Formato: Online Artículo Texto
Lenguaje:English
Publicado: Elsevier SAS. 2006
Materias:
Acceso en línea:https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7164805/
http://dx.doi.org/10.1016/S1761-2896(06)46452-9
Descripción
Sumario:Las relaciones entre la patología del ojo y de su revestimiento cutáneo son muy numerosas. Debido a las analogías embriológicas e histológicas, sus principales consecuencias oftalmológicas afectan a la superficie ocular en el sentido más amplio: tegumentos de los párpados, conjuntivas y córnea. La exploración clínica dermatológica sospechará estas alteraciones, que confirmará el oftalmólogo. No obstante, algunos trastornos pueden afectar a todos los demás tejidos oculares. Ya se trate de una localización ocular de algunas enfermedades dermatológicas, como las dermatosis infecciosas, o de auténticos síndromes oculocutáneos, la exploración clínica especializada, y a veces repetida, suele orientar el tratamiento. Las consecuencias sobre la función visual de algunas de estas alteraciones pueden ser graves. La epidermólisis tóxica de Lyell constituye el ejemplo extremo que puede provocar una ceguera corneal bilateral de tratamiento temible. La dermatitis atópica es otro ejemplo de enfermedad más frecuente, pero cuyas complicaciones oculares también pueden amenazar la visión si el tratamiento oftalmodermatológico no es correcto. El ojo y la piel se asocian de nuevo en numerosas enfermedades generales, congénitas, hereditarias o no, o bien adquiridas, cuyos síntomas específicos relacionados con ambas especialidades ayudan a establecer el diagnóstico positivo. Los ejemplos más frecuentes son el lupus, la enfermedad de Behçet, la sarcoidosis y las facomatosis. La superficie ocular conjuntivocorneal comparte con la piel una cierta similitud en cuanto al desarrollo de tumores, pigmentados o no. Por último, merecen describirse las consecuencias oculares de algunos tratamientos dermatológicos. También se hará mención a las situaciones inversas, que son más excepcionales.