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Estudio de un episodio epidémico infeccioso()

Las epidemias no aparecen por azar. Indican situaciones o factores de riesgo, incluidos los determinantes sociales, que configuran un contexto favorable para su aparición. Se define una epidemia como un incremento de casos de una enfermedad en un lugar y un período de tiempo determinados en relación...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Desenclos, J.-C.
Formato: Online Artículo Texto
Lenguaje:English
Publicado: Elsevier Masson SAS. 2020
Materias:
Acceso en línea:https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7547326/
http://dx.doi.org/10.1016/S1762-827X(20)44252-X
Descripción
Sumario:Las epidemias no aparecen por azar. Indican situaciones o factores de riesgo, incluidos los determinantes sociales, que configuran un contexto favorable para su aparición. Se define una epidemia como un incremento de casos de una enfermedad en un lugar y un período de tiempo determinados en relación con la situación habitual. La detección y el estudio secundario son las dos primeras etapas indispensables para la respuesta y el control de las epidemias, y forman parte de las tareas de los servicios e institutos de salud pública. El estudio de una epidemia se basa en una metodología estructurada en 10 etapas fundamentales: confirmar la epidemia, definir la enfermedad epidémica, detectar los casos, describir los casos, establecer la(s) hipótesis en relación con el modo de aparición de la epidemia, probar las hipótesis, estudio medioambiental, análisis microbiológicos, medidas de control y prevención, e informe del estudio. Para algunos investigadores, estas diferentes etapas pueden realizarse de forma paralela. El estudio requiere una estrecha coordinación entre los diferentes equipos implicados bajo la responsabilidad de una institución (instituto de salud pública). El estudio llevado a cabo secundariamente tras la detección de los primeros casos permite proponer al responsable del estudio las medidas de control adaptadas y argumentadas por los hechos demostrados científicamente sobre el terreno. Los estudios permiten mejorar los conocimientos sobre los modos de aparición y de transmisión de los agentes patógenos, conocimientos que permitirán prevenir su posterior aparición. Es importante tener en cuenta las dimensiones sociales. La intervención de investigadores en ciencias humanas y sociales ha demostrado su utilidad para mejorar el entendimiento y la respuesta a nivel de las poblaciones afectadas.