“…Así como se pretende abrir las puertas
de PEMEX a la iniciativa privada, se están abriendo las puertas
de la SEP a Televisa, por ejemplo.Podríamos imaginar algunos
de los argumentos: no hay recursos suficientes para verdaderamente arreglar las escuelas y convertirlas en espacios no sólo dignos, sino apropiados para que todos los alumnos y estudiantes del país reciban una educación
de calidad: así pues, vendamos las escuelas (los edificios) y que ellos inviertan en su remodelación; como las escuelas privadas son las que mejores puntajes obtienen, significa que ellas sí saben y pueden hacer bien las cosas: dejemos pues a la iniciativa privada que las haga, que contrate a los maestros que quiera, por el sueldo que quiera y bajo los flexibles contratos que quiera; como ya no necesitamos construir más escuelas, ya no harán falta más maestros: cerremos, pues, las Escuelas Normales.Tenemos que considerar que las discusiones al respecto están en su clímax, las acciones emprendidas en otros estados nos muestran que las protestas pueden degenerar en actos
de violencia, los cuales aún cuando provengan
de argumentos válidos no serán la mejor vía para entablar un diálogo reflexivo y productivo, en el que podamos mostrar disposición
de escuchar para exigir ser escuchados, donde forcemos (sin fuerza física) a la revisión
de las propuestas y a la construcción
de otras nuevas, organizándonos, discutiendo y proponiendo sin que cada sector involucrado quiera “jalar agua para su molino”, definiendo cada uno su postura y tomando conciencia
de cuál es el objetivo que se desea alcanzar.Ciertamente no hay que ser ingenuos y creer que por la vía del diálogo todo se resolverá; no será así, pero si queremos mostrar que deseamos un cambio en otra dirección, hay que ser lo más congruentes que se pueda con nuestras demandas y nuestras acciones. …”
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